Por estos días las más afectadas fueron las localidades de Charlone y Emilio V. Bunge, que tienen hasta el 90% del tendido de redes distribución eléctrica rural bajo agua.
Ante un panorama que presenta caminos rurales convertidos en canales, rutas cortadas, campos inundados y poblaciones amenazadas por una gran masa hídrica que baja desde el sur cordobés, las cooperativas de servicios públicos del extremo noroeste del partido de General Villegas trabajan denodadamente para sostener el servicio de distribución eléctrica.
Por estos días, las más afectadas resultaron las localidades Emilio V. Bunge y Coronel Charlone. La ruta asfaltada que une a ambos pueblos debió cortarse para que el agua drenara de norte a sur y continuara su curso. Allí, el tendido eléctrico que abastece a una vasta zona rural está prácticamente en un 90% bajo el agua y se dificulta el acceso del personal de redes que debe realizar el mantenimiento de las mismas.
“El problema de las inundaciones viene golpeando a todos y el sistema eléctrico no escapa a la realidad, los reclamos se multiplican, los accesos están casi colapsados, por ende se resiente el sistema con sus respectivas consecuencias. Por eso, se le recuerda a los usuarios rurales, en especial a los tambos, que tengan en óptimas condiciones los grupos electrógenos o tracto-usinas”, explicaron desde la Cooperativa de Emilio V. Bunge.
Más al norte, en Charlone, el camino de tierra (R26) de apenas 10 kilómetros que une a esta localidad con la cordobesa Buchardo está intransitable. “En algunos casos, nuestro personal tiene que utilizar caballos para trasladarse, incluso un integrante del área de redes está hoy viviendo en Buchardo para atender esa zona rural donde también presta servicios nuestra cooperativa”, reveló Jorge Morgavi, presidente de la Cooperativa de Charlone a Colsecor Noticias.
La situación no es nueva, hace varios meses que estas poblaciones, como el resto de las localidades del partido de General Villegas, vienen sufriendo a consecuencia de las lluvias extremas y la falta de obras acorde para su escurrimiento. Este panorama había sido advertido por las diez cooperativas eléctricas de la región en noviembre pasado a los mandatarios municipales y provinciales consignando que corría seria riesgo la actividad de distribución eléctrica ante el “anegamiento de campos, cascos urbanos en peligro y caminos intransitables, factores que se potencian para dificultar una prestación eficiente de los servicios”, ante un fenómeno que –ya por entonces- calificaban como “sin precedentes” por los daños producidos.