Las ciudades de Pigüé y Puan sufrieron esta tarde la furia del temporal que había sido pronosticado para esta región por el Servicio Meteorológio Nacional.
En pocos minutos cayeron hasta 35 milímetros de lluvia, acompañados por vientos huracanados y piedras de hasta 5 centímetros de diámetro.
En ambos casos, el resultado fue el mismo: calles y espacios públicos inundados, árboles destrozados (quebrados o directamente arrancados de raíz), voladuras de techos en decenas de viviendas, y caídas de paredones, postes y cables. Incluso se cayó la antena de FM Serrana, de Pigüé, y el paredón perimetral del autódromo de esa ciudad.
En ambas ciudades se interrumpió el servicio eléctrico, mientras que el de internet y la telefonía se vieron severamente afectados.
“Duró no más de 10 o 15 minutos. Se desató a las 16, con un viento tremendo, y después vino la piedra y el granizo. Lo peor fue la caída de árboles sobre el techo de viviendas, aunque afortunadamente no tenemos que lamentar víctimas ni heridos”, señaló una fuente de la ciudad de Pigüé.
El fenómeno fue tan violento que se acumuló una gran cantidad de agua en las calles; tanta, que algunos vecinos registraron cómo el río que se formó arrastraba un contenedor de residuos vacío.
Defensa Civil solicitó a los vecinos no salir de sus casas, a menos que sea necesario, hasta que se normalice la situación. Incluso recomendaron circular con extrema precaución por la ruta 33, donde cayó una gran cantidad de ramas y troncos.