No ha pasado un mes desde las elecciones nacionales y ya tenemos un tarifazo. Es precisamente lo que reclamaban los perdedores: Duhalde, Binner, Carrió o Alfonsín.
La necesidad de este ‘ajuste’ no está demostrada, porque los trabajadores no tenemos acceso a las cuentas de las privatizadas, de las petroleras o de las mafias del transporte.
Con un 25% de inflación anual, el tarifazo implica una carga insoportable para la mayoría del pueblo.
El gobierno, sin embargo, quiere acompañar el tarifazo con un ‘tope’ a las paritarias -o sea a los salarios-, cuando debería ocurrir lo contrario: indexar los salarios de acuerdo al aumento del costo de vida.
En este marco debemos entender las ‘conciliaciones obligatorias’ que dicta el Ministerio de Trabajo, la re-militarización de los controles aéreos y la amenaza contra el personal técnico aeronáutico.
Del retiro de los retratos de Videla y compañía en la Esma, pasamos al retorno de la Fuerza Aérea al manejo de los vuelos.
La Presidenta ridiculiza los ‘ajustes’ que imponen los bancos en Europa, pero impulsa lo mismo en Argentina.
El tarifazo y la devaluación es lo que plantea la cueva de bandidos agrupada en el Club de París para reanudar la financiación internacional al país, junto con el pago previo de la deuda externa usuraria estatizada por Cavallo en 1982.
El gobierno se jacta de que está parando la especulación contra el peso, cuando en realidad está alimentando una enorme bicicleta financiera, con tasas de interés de arriba del 20% y un seguro de cambio para los capitalistas.
En lugar de nuevos beneficios a las privatizadas, a los monopolios del petróleo y a la patronal transportista, planteamos su nacionalización bajo control obrero.
Es necesario sacar las conclusiones de este viraje político en la situación nacional.
Llamamos a los sindicatos y organizaciones populares a rechazar en forma activa el tarifazo y a defender la autonomía de las paritarias, así como los aumentos de salarios que reclaman los trabajadores.
No estamos ante un ‘ajuste’ del ‘modelo’, sino frente a un ‘modelo’ del ‘ajuste’.
Que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores.
Escribe: Nestor Conte