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El Palacio Municipal de Tornquist va recuperando, poco a poco, su fisonomía original. En las últimas horas se puso en marcha la tercera etapa de la obra de restauración y puesta en valor del mencionado edificio, que se encuentra enmarcada dentro del Programa de Mejoramiento Habitacional e Infraestructura Básica II, financiado por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación.
El intendente municipal, licenciado Gustavo Trankels, no ocultó su satisfacción por la intervención que se está llevando a cabo sobre uno de los edificios históricos más importantes de nuestro distrito, diseñado y construido por el arquitecto e ingeniero Francisco Salamone, e inaugurado en 1938.
“La obra de Salamone tiene un valor histórico y arquitectónico muy fuerte para los tornquistenses, pero también está siendo reconocida a nivel internacional. Y esto se evidencia en la presencia de admiradores de la misma que llegan al distrito”, comentó Trankels.
“Resultó muy bueno poder interactuar con el Instituto Cultural a nivel proyecto y luego con distintos organismos provinciales y nacionales para ir poniendo en valor estas obras. En esta ocasión en particular, la posibilidad surgió a través de un programa que se llama PROMHIB, que financia el Ministerio de Planificación Federal que conduce el Arq. Julio De Vido”, mencionó y agradeció la predisposición y apoyo de los organismos estatales nacionales y provinciales correspondientes, especialmente a la presidenta Cristina Fernández y al gobernador Daniel Scioli.
El jefe comunal destacó la posibilidad de contratar a gente especialista en la materia, en este caso, el arquitecto Rubén Otero.
“El es, además, un entusiasta seguidor de la obra de Salamone y reconocido en este ambiente de restauración de edificios históricos. En esta instancia también se trata de corregir intervenciones un tanto desafortunadas o que no han cuidado la importancia del edificio. En esta obra es importante contar con el asesoramiento del Instituto Cultural, el trabajo diario de la arquitecta Anabella Madueña y la Secretaría de Obras Públicas, y la intervención del arquitecto Rubén Otero”, manifestó Trankels.
Por su parte, Otero describió que se trató de un plan distribuido en tres etapas y que la que se encuentra en ejecución tiene un plazo de 90 días.
“La primera incluyó la restauración de la torre, con la posibilidad de recuperar la superficie original, que es el primer objeto que debe tener una tarea de restauración. En la segunda empezamos a trabajar en el basamento del edificio, donde encontramos una serie de patologías, fisuras, grietas y algunas acciones que no tienen que ver con el tiempo, sino con trabajos que no se realizaron dentro de las normas. En esa etapa se frenaron todos los procesos de deterioro para preservar la superficie y entrar en la última etapa, que es la que estamos realizando”, señaló.
“En este caso estamos abordando la reintegración de todo el revestimiento de símil piedra París, desarrollado a partir del revestimiento original. En el laboratorio se desarrolló un material de la misma composición, granulometría y color que el original. Es verdad que puede haber alguna diferencia entre el material de la torre y el basamento, en cuanto a su imagen, que solamente el tiempo podrá equilibrar. Nosotros podemos desarrollar el material exactamente igual al original, aunque no le podemos dar los 75 años de antigüedad que ese material tiene”, explicó.
Una vez completado el revestimiento, se aplicará hidrorrepelente en toda la superficie, que permitirá preservar y aislar el edificio de la humedad ambiente.