Hace algo más de un mes dejaron su Tornquist querido para dar un importantísimo paso hacia su gran sueño: jugar en el fútbol grande de Argentina, y hoy viven un gran presente.
Matías Beilman y Elias Tombesi son dos jóvenes futbolistas de nuestro medio que se encuentran radicados en Rosario, jugando para Renato Cesarini, el club amateur más importante del país y con más jugadores promocionados a entidades de AFA.
Matías comenzó en la escuelita e inferiores de Automoto, aunque luego pasó a formar parte de las divisiones menores de Unión. Elías, en tanto, se formó en la entidad azulgrana. Ambos comparten la pensión y juegan en la Sexta división de la institución Rosarina y en Noticias Tornquist contaron su actualidad.
“Estamos acostumbrándonos con los nuevos compañeros, pero la adaptación en la pensión fue rápida y ahora por suerte se están dando los resultados”, expresó Beilman. El atacante tiene un gran presente, ya que lleva anotados ¡siete! goles en tan sólo cuatro partidos.
“Llegué y el mismo fin de semana pude jugar con el equipo, por ahora todos los partidos vengo haciendo goles y hasta pude debutar en la Primera”, añadió.
En ese sentido, destacó el apoyo de su familia, fundamental para seguir adelante. “Mis papás me apoyan desde Tornquist, así que vamos a intentar seguir con esta racha para devolverle a ellos el sacrificio que hacen”, señaló.
Con respecto a las diferencias del fútbol rosarino con el de la LRF de Coronel Suárez, Matías admitió que en esta zona “las canchas son mejores”, aunque aclaró que Cesarini las tiene en muy buenas condiciones.
“El equipo juega muy bien, aunque nos estamos adaptando todos ya que la mayoría de los chicos del plantel somos nuevos”, sostuvo además.
En cuanto al “desarraigo” que significa dejar su pueblo para ir a una ciudad tan lejana como Rosario, manifestó que “costó al ser hijo único, la familia extraña y yo extraño, pero acá estamos todos en la misma situación, por lo que nos ayudamos y con eso me voy haciendo fuerte y llevándolo día a día”.
“Mis expectativas son llegar a un club de AFA y como soy delantero tengo que seguir haciendo goles para que me vean. Estoy cumpliendo mi sueño y voy a intentar llegar a lo más lejos posible”, expresó.
Por su parte, Elías sostuvo que la vida allí “es bastante exigida”, ya que hay que ir “obligatoriamente a la escuela y luego entrenar, todo eso para jugar al fútbol y llegar a algo”.
“Con Matías nos apoyamos mutuamente desde el principio, nos conocimos mejor con todos los chicos e hicimos amigos”, dijo respecto a la adaptación.
El golero contó que vio recién a su familia el pasado fin de semana, ya que en pascuas no los pudo ver. “Vinieron a pasar los días y a apoyarme”, señalo. “Ellos saben que el esfuerzo es para mi bien y por eso me apoyan en todo lo que hago. Quieren que sea feliz y lo que me hace feliz es el fútbol”, añadió.
En referencia a su presente en el equipo, relató que le tocó jugar “dos partidos y medio”, “debuté contra Unión Americana, y después atajé dos partidos completos”, indicó. “Mi meta es llegar a estar lo mejor posible y ver si llega una oferta de algún club de AFA”.
Además, admitió que con el colegio más los entrenamientos “termino bastante cansado”.
Los chicos se levantan de lunes a viernes a las 6.30, desayunan y caminan unas 13 cuadras para llegar a la escuela. Al mediodía regresan también a pie, almuerzan y parten al predio de Renato Cesarini para entrenar. Vuelven, meriendan y aprovechan dos horas para limpiar y/o estudiar, para luego cenar y acostarse para arrancar de nuevo al otro día, con un único objetivo: cumplir su sueño.