HISTORIA REAL 2015
Mensaje:
ME LASTIMARON EL ALMA
Un día a comienzos de febrero en plena vacaciones de verano (el segundo día), decidimos ir a conocer la desembocadura del río Quequén Salado, en la provincia de Buenos Aires. Costó llegar porque el camino no era fácil, pero lo conseguimos.
Una vez allí comenzamos a caminar buscando dónde almorzar. Mi hija iba adelante yo la seguía atrás; pasamos al lado de un matrimonio, el hombre me saluda “buenos días”, yo respondo educadamente. Hago dos pasos más y toda mi vida cambió.
Aún no logro juntar los pedazos de mi vida, tengo lastimada el alma y fracturada en cinco partes la columna.
DOLOR, MIEDO, ANGUSTIA, HORROR, MIEDO, DESESPERACIÓN, SONIDOS, GRITOS, DOLOR.
“Que feo lugar para morir, no puedo hacerle esto a Aldana” y sus gritos desesperados me duelen acaso más que mi espalda; ya no puedo respirar, me duele mucho ¿tengo un cuerpo todavía?
“Mamá háblame, no te duermas, mamá……….”
¿Cómo pudo llegar un colectivo acá? pensé. Luego me contaron que fue una joven que cruzaba el río en una tirolesa que no tenía señalización alguna y pasaba a ras de suelo.
Espera desesperada de la ambulancia por 20 minutos, llegada a la ciudad de Oriente, no hay ni para sacar RX, cambio de ambulancia por otra de mayor complejidad, suero, oxígeno; llegada a Coronel Dorrego (ahí hay al menos RX). Al otro día llegaría el traumatólogo desde Punta Alta.
Dolor insoportable, espalda, costillas, corazón, no puedo tragar ni respirar.
“No hay fractura” dijo el médico, y yo me ilusiono, le pongo onda y fuerza a la vida, pero no basta.
No logro contener los gritos de dolor, así pasan cuatro días. Las lágrimas salen de mis ojos y aullidos desgarrados de mi boca.
Abandonados, los médicos pasan una vez por día. Vino la policía de oficio y nadie más
“Llévame a casa por favor” le dije a mi esposo una vez que nos dieron el alta, 550 km sin moverme.
Ya en la Capital Federal, vamos al Sanatorio Güemes: “Resonancia Magnética 5 o 6 fracturas de las vértebras dorsales. Dos con estallido causados por el golpe”.
Comer, tomar, acostada. No logro ni lavarme los dientes, la cara. Una sombra me acompaña.
Pasan los días, los meses.
Pierdo mi trabajo, el contacto con mis chicos. Soledad
Espero, espero, espero. Se me escapa la luz por entre los dedos de la mano.
Un sueño para la vejez? Cruzar la cordillera de los Andes. ¿por qué dejé los sueños para más adelante?
Relato verídico de mis vacaciones 2015
Silvia M De Sario
—