Hace algo más de tres décadas, un niño de doce años que formaba parte de un programa para grupos en situación de vulnerabilidad social y visitaba la Reserva Natural Isla Martín García, nos contaba que en la villa donde él vivía, todo se manejaba con la sevillana y que sin su sevillana no era nada, no podía defenderse. Durante la caminata por el área protegida, no dejaba de hablar de esto, su sevillana era para él su destino. Hasta que el Guardaparque nos llamó la atención hacia una bandada de aves. Comenzó a contarnos el recorrido que hicieron para llegar allí, cómo se alimentaban, cómo hacían sus nidos. El niño en cuestión lo escuchaba absorto. La historia de su sevillana había quedado atrás por un momento. Al terminar la actividad se acerca y me pregunta: “¿Seño cómo puedo hacer para ser Guardaparque?”, recuerdo haberle propuesto, entre otras cosas “¿y si empezamos por dejar la sevillana?”.
No sabemos qué sucedió con el joven, pero sí fuimos testigos del impacto que la experiencia tuvo para él, en ese momento particular de su vida. Porque hubo allí una conexión única entre naturaleza y cultura que hizo que este niño deseara, al menos por un momento, cambiar la sevillana por un sombrero de guardaparque.
El gran desafío que asumen hoy los Programas Educativos en las Áreas Naturales Protegidas es el de perpetuar esa conexión. Una conexión que aporte a la construcción de nuevos destinos y se erija como una experiencia transformadora.
En el mes de octubre del pasado año, se realizó en Ingeniero White, Partido de Bahía Blanca, el lanzamiento del Programa Integral e Inclusivo del Sistema de Áreas Naturales Protegidas, de la Provincia de Buenos Aires, “Sembrar Futuro”, aprobado por Resolución Nro. 157 del ex Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible. El acto de lanzamiento incluyó una actividad de embarcada educativa por la Reserva Natural Islote de la Gaviota Cangrejera y por la Reserva de Usos Múltiples Bahía Blanca, Bahía Falsa y Bahía Verde, con estudiantes del Nivel Secundario.
El presente artículo busca compartir el espíritu de algunas de las ideas centrales del Programa, que junto a Ximena Russo (Reserva Natural Punta Lara) y Nazareno Asin (Reserva Natural Isla Martin García), fui convocada a aportar como técnica especializada en educación.
Las Áreas Naturales Protegidas de la Provincia de Buenos Aires son portadoras de saberes ambientales que otorgan un sentido, a las prácticas educativas, único y singular. Dan cuenta de ello las numerosas experiencias llevadas adelante a lo largo de cerca de cuatro décadas, en varias de estas reservas provinciales.
El qué, cómo y para qué enseñar en los Parques y Reservas Naturales son las preguntas claves al momento de diseñar un programa de Educación Ambiental. Me detengo en el para qué y sugiero una respuesta, que puede parecer ambiciosa: para contribuir a la construcción de una sociedad sustentable, justa, participativa y diversa.
Las Reservas y Parques Provinciales tienen la función de conservación, educación, investigación, recreación y turismo. En este largo camino, desde la creación del sistema, se han ido construyendo saberes en diálogo con las comunidades locales y regionales alrededor de un objetivo en común: garantizar el ejercicio al derecho a un ambiente sano y así contribuir a la construcción de una sociedad más justa para todas y todos.
Para ello se hace necesario salir de la visión moderna “que consolidó un paradigma dualista” colocando “al ser humano no solo en el centro (antropocentrismo) sino como un ser exterior a la naturaleza, un ente autónomo” , dominante. Una visión que no es neutral y se sigue sosteniendo en algunas esferas como una forma de justificar la depredación sin que se asuman sus consecuencias, tanto ambientales como sociales.
Mientras que los primeros movimientos ambientalistas de los países industrializados ponían el foco en las problemáticas ambientales separadas de lo social, en Latinoamérica las comunidades pobres defendían el ambiente, no por una cuestión conservacionista, sino por una desesperada necesidad de mantener su estilo de vida. Es así como se integra la justicia ambiental con la justicia social.
Por otro lado, cada vez es más notorio, en el mundo, como las problemáticas ambientales afectan a todos, pero no a todos por igual. Son las comunidades marginales quienes están recibiendo las consecuencias más terribles de la contaminación, de las catástrofes ambientales, de la depredación de los recursos naturales.
En este marco la fusión naturaleza y cultura se hace cada vez más necesaria, más urgente. Las demandas se actualizan, cambian. Esto compromete aún más a las Áreas Naturales Protegidas a incorporar nuevos discursos integrales e inclusivos, sin por ello dejar de atender su función primordial: la conservación de los ambientes naturales, tanto terrestres como marinos, que requiere de múltiples estrategias.
Con un sentido integral e inclusivo, estas propuestas, pueden alzar voces diversas que destierren ideas únicas, universales y opresoras. Fomentar sueños como el de nuestro joven en aquella experiencia. Convidar la idea de abrazar la tierra y los feminismos, de respetar la biodiversidad y la multiplicidad de sujetos, invitar a conmovernos tanto por las heridas de los ecosistemas como por las de quienes se ven afectados por ellas. Pero sobre todo generar un activismo que promueva la sostenibilidad de la vida en todas sus formas, desde un lugar que asume la unidad entre naturaleza y cultura, recreando prácticas tanto para la protección de la biodiversidad como para la inclusión social y cultural.
Las especies están desapareciendo en el mundo a una velocidad mil veces mayor que la geológica, los mega emprendimientos (represas y minerías) dejan cientos de ecosistemas bajo el agua, desplazan comunidades y contaminan las aguas, la acumulación de residuos no para.
Necesitamos urgentemente reescribir narrativas holísticas en relación al vínculo entre el ser humano y la naturaleza que de alguna manera busque contrarrestar estos efectos.
El Programa Educativo Integral e Inclusivo del Sistema de Áreas Naturales Protegidas Sembrar Futuro, fue pensado, desde mi lugar, con la esperanza de habitar una sociedad justa e inclusiva, atravesada por un enfoque sustentable, porque y tomando esta frase prestada, la sustentabilidad es también justicia social.
Prof. Patricia González
Personal del Sistema de ANP / Especializada en Educación/ Referente del programa Integral e Inclusivo del sistema de Áreas Naturales Protegidas “Sembrar Futuro”